Llueve sobre
mojado en esta Justicia nacional de opereta. Un día tirios y troyanos debaten si la infanta Cristina hará o no el
paseíllo y otro, salen los políticos de turno a dar la cara por su inocencia.
Se supone que la Justicia es independiente y hay que acatarla, pero no, hay
algunos que, sin haber leído el sumario, saben del caso más que el propio juez
instructor o, lo que es peor, emiten su propio veredicto sin saber y con una
confianza ciega. ¿Por dónde entrará la infanta? ¿Por la puerta de atrás o por
el tejado? ¿Irá a pie o en cochazo con lunas tintadas para que se le vea poco?
¿Qué el juicio será hablado y no se la podrá ver? Pues, no se hable más. Lo que
haga falta para no estropear su imagen.
Hasta ahora
todo el mundo que va a ese juzgado de
Palma de Mallorca, baja la cuesta, tres más nueve. Pero con la infanta, el
planteamiento es otro. Primero se hace todo lo posible para no tener que ir.
Hoy te imputo, mañana te desimputo, que si, que no, que caiga un chaparrón. Que
la chica es un pedazo pan y no hay más que verla. Que por amor firmó como una
tonta los papeles que le ponía el marido y se olvidó de los asesores de la casa
real, etc. Después, cuando ya es inevitable la comparecencia en el juzgado, pues,
faltaría más, que entre cómo y por donde quiera. ¿Helicoptero? Lástima, el
juzgado no tiene helipuerto. Ah, y por favor, que los medios de comunicación no
monten el circo, que eso molesta mucho. Qué
más da que a la mujer de Diego Torres, el socio de Iñaki Urdangarin, la
imputaran y tuviera que ir a declarar a primeras de cambio. Qué más da que las
mujeres de tantos y tantos ciudadanos vecinos hayan tenido que retratarse y
pagar bien pagado aun cuando, de verdad, no sabían lo que firmaban. Pero, eso
sí, la justicia es igual para todos. Lo dijo su papá en un discurso de Navidad.
Y
día sí y día también la Justicia marea al pobre Miguel Blesa. Un fastidio. Ha tenido que atracar el yate e
interrumpir sus vacaciones para ir a declarar al juzgado. Eso sí, con otro
juez. El anterior, Elpidio, es muy feo. Hasta el nombre lo tiene feo. Se merece
todo lo que le está pasando. Mira que tener el valor de meterlo en la cárcel.
¡A él, que ganó 20 millones de euros en 7 años y fue capaz de doblarse el
sueldo en plena crisis! Él que disponía de una tarjeta de crédito, en ‘B’, con
una cobertura de 50.000 euros, un coche de medio millón y se pagaba viajes en
barco de 18.000. Él, que ‘celebró’ el buen arranque de las preferentes, con la
compra de una mansión de 2,1 millones de euros. Él, que fue el amo de Caja Madrid, con una gestión llena de irregularidades e
intereses ocultos.
No sabía Elpidio
con quien se la estaba jugando. Pero, a
lo que íbamos, que al probe Miguel lo han molestado para nada. Por una
fruslería. ¿No se acuerdan? Si hombre, aquella comprita del City National Bank
of Florida que hizo sin contar con nadie por solo 852 milloncejos y contribuyó
a arruinar Caja Madrid. Pero el Tribunal Superior de Justicia de la
capital está de su parte y comprende las cosas. Al revés, pero las comprende.
Así que, ¿por qué no acusar de prevaricación al juez, echarle 30 añitos de
inhabilitación y dejar que el señor Blesa, íntimo de Aznar, siga con sus
vacaciones? Si, si, si, por supuesto, el pasaporte que se lo quede, para que
viaje por el ancho mundo. El pobre hombre lo pasó muy mal al salir del juzgado hace
unos días y necesita cambiar de aires. En España la gente está por civilizar,
vamos que son unos bárbaros. Mira que tener que salir escoltado por culpa de
esa horda de cafres. Los de las preferentes le insultaron, una mujer le zarandeó. Incluso le arrojaron un cartel a
la cara. Pero da lo mismo, la defensa de Blesa es implacable. Ya le ha
advertido al nuevo juez del caso, Juan Antonio Toro, que puede acabar como su
predecesor. ¿Será por recusar jueces? Que se lo digan a Fabra que cambió de
juez no sé cuántas veces y alargó el proceso diez años. Que se lo cuenten a
Baltasar Garzón, otro juez inhabilitado. Mientras tanto, el señor Gallardón,
ministro de Justicia, pone todo su empeño en los derechos de los no nacidos,
porque a los nacidos, como ya se ve, lo mejor es que nos vayan dando y
traguemos ruedas de molino.
Naturalmente
está usted en su derecho de quejarse, pero en su casa. En la calle o frente al
Congreso mirar mal a un policía o levantarle la voz o hacerle una foto se paga
con multa. La nueva Ley de Seguridad Ciudadana recogerá como infracción muy
grave participar en una manifestación ante cualquier institución del Estado si
esta no ha sido comunicada a la Delegación del Gobierno, o si habiéndolo hecho,
se prohíbe. Pero no sólo participar en la protesta será objeto de castigo:
aquellos que la hubieran convocado a través de Internet, las redes sociales o
cualquier otra vía podrán ser también sancionados por haber cometido una
infracción muy grave. Las posibles multas para unos y otros oscilarán entre los
30.001 y los 600.000 euros. La difusión de imágenes de antidisturbios durante
las manifestaciones también pasará a constituir una infracción muy grave,
castigada hasta con 600.000 euros. Con la nueva Ley, constituirá una infracción
grave no entregar el DNI al policía que lo reclame. Taparse la cara con una
capucha, una gorra o un casco supondrá igualmente una fuerte multa –infracción
muy grave- si se ha hecho para alterar el orden público en una manifestación,
independientemente de que la acción cometida sea considerada delito.
Ni este ni el
anterior Gobierno han sido capaces de crear una ley contra la corrupción, ni de
hacer una profunda reforma de la Administración de Justicia, ni dejar de hacer
amnistías fiscales para que los ricos y delincuentes paguen mucho menos que los
pobres. Ninguno de los dos ha tenido la dignidad de poner coto a los desmanes
de los bancos. Los dos prometieron no subir los impuestos y los dos los
subieron. Ambos dijeron lo que harían y luego hicieron lo que no dijeron. Los
ladrones se van de rositas y los honrados van a la trena. Los estafadores son
tratados como reyes y sus víctimas mueren de hambre y de frío. Estamos viviendo
un mundo al revés y ya llevamos tanto tiempo instalados en esta podredumbre,
que somos incapaces de darle la vuelta y establecer el orden lógico y moral que
requiere el actual panorama. El absurdo, la estafa y la desfachatez nos
envuelven con tanta asiduidad que ya nos parecen algo normal, mientras que lo
ético y racional hoy son asuntos extraordinarios. Malas cartas para remontar
esta crisis, que no sólo es económica sino también moral, y en la que predomina
el sálvese quien pueda.
M. Picó