(Artículo de rectificación sobre el
titulado “Historia de una foto”, publicado en este blog hace un mes)
Dicen que
rectificar es de sabios. Y aunque no es mi estilo dármelas de sabio, y mucho
menos en este caso, es de justicia hacer que la verdad resplandezca cuando
todavía se puede. Escribo este nuevo
artículo para rectificar y exponer los datos reales a cerca de Rafael y Francisca, fallecidos hace años, pero en
su día vecinos de Casas Ibáñez y a los que mencionaba en mi anterior artículo.
Como recordarán en él comentaba la instantánea de un grupo de ibañeses sobre “La piedra de las cuatro onzas”, foto
que utilicé para la portada de mi libro “Hierro y Tierra”, de venta en las
librerías de Casas Ibáñez y Albacete. La información de estos datos me ha sido
facilitada por los familiares de Francisca y Rafael, quienes, al igual que yo,
queremos desmentir los que, erróneamente, me facilitó María Tolosa. En síntesis son los siguientes:
1- La
imagen no corresponde a una boda, sino que se encuadra dentro de las fiestas
del Cristo, que se celebra en Casas Ibáñez
a finales de septiembre. El año se desconoce con exactitud, pero todo
apunta a que se trata del año 1941, cuando Rafael y Francisca solamente eran
novios.
2- La
niña que sostiene en brazos la pareja es una sobrina de Rafael.
3- Rafael
y Francisca se casaron una única vez y
por la Iglesia el 7 de mayo de 1943, como así lo acredita el acta archivada en
el Registro Civil de Casas Ibáñez.
4- Fruto
de ese matrimonio nacieron cinco hijos. En 1944 el primogénito, Juan Miguel. En 1946, su hermana Consuelo y el resto
en fechas posteriores.
5- Del
padre de Rafael nunca se supo y la familia no tuvo constancia alguna de su muerte y paradero ni durante la guerra
civil ni después de ella.
6- La
huerta de La Tola nunca fue propiedad de la familia.
7- Las
cartillas de racionamiento a las que hace alusión el artículo no tuvieron nada
que ver con la boda.
8- En
mi libro, “Hierro y Tierra”, con relatos ambientados en Casas Ibáñez, no se
hace alusión directa o indirecta a la imagen de la portada en ninguno de los 23
relatos que integran el volumen.
Desde estas páginas pido disculpas a la familia por no contrastar la
información y dejarme llevar por una única fuente a la hora de redactar el
artículo, del que también he sido víctima.
Desconocía entonces y desconozco también ahora los distintos
domicilios de los familiares. Además carezco del tiempo y de los medios necesarios para ofrecer artículos históricos y de
investigación de carácter profesional.
Al mismo tiempo le reitero a la familia que en ningún momento he tenido
intención alguna en dañar su imagen empleando datos falsos que alteren la
realidad. Para mí el principio periodístico de veracidad sigue siendo sagrado.
Por desgracia, a diario se vierten
informaciones falsas, intencionadas o no,
en medios de comunicación nacionales e internacionales. Lo que nos
demuestra que el ser humano, por su propia naturaleza e incontables razones, es
dueño tanto de mentiras y ficciones, como de verdades y realidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario