lunes, 29 de abril de 2013

Desahuciados y nazis




         Estaba yo en mi butaca de siempre cuando la televisión dijo la palabreja: “escrache”. No la había oído en mi vida, pero desde el principio supe que si se recurría a un extranjerismo tan ajeno a nosotros, no era para lanzarles piropos, sino para marcar a las ovejas descarriadas del rebaño.

         Ahora ya sé su significado.  Son los tocapelotas que protestan ante las casas de nuestros políticos. Son los acosadores de nuestros mandamases, los que la montan por fruslerías como quedarse en la calle y sin qué llevarse a la boca. ¡ Por Dios!, ¿cómo se puede molestar a un político que hace lo contrario de lo que el pueblo le pide, que es  casi todo lo que no prometía en su programa?

         Soy plenamente partidario del derecho a la intimidad de cualquier persona. Nada tiene que ver la familia de unos u otros políticos con los asuntos que se debaten en el Parlamento ni con las decisiones que los parlamentarios toman. Pero este hecho, sin duda reprobable, choca contra otro que sin duda lo es cien veces más. Porque quedarse en la calle y tener que seguir pagando al banco la deuda de la casa donde te han echado, tiene nombre, apellidos y todos los adjetivos del mundo, pero mejor no pronunciarlos. Y, en esos casos, más de 400.000 familias en toda España, ya me contarán ustedes donde queda el derecho a la intimidad, el derecho a la vivienda, la dignidad o el más fundamental de todos los derechos, el de la vida. Ese derecho sin el cual todos los demás sobran, que ha sido arrebatado ya a demasiadas personas que, viéndose entre la espada y la pared, optaron por suicidarse para acabar con sus problemas.

            El  Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) considera que la legislación española que regula los procedimientos de desahucio vulnera la normativa europea comunitaria de protección de los consumidores, ya que contienen cláusulas o condiciones abusivascomo intereses de demora o vencimientos anticipados de préstamo.

 Europa sale en defensa de nuestros desahuciados, el Gobierno español, no tanto. A él  le cuesta hacer una ley que ampare a todos los desahuciados. No sólo a los que surgen ahora, sino a los ya se han quedado sin casa, y tan ilegal era antes la norma como ahora.

         No han faltado políticos que tachen de terroristas y nazis a este grupo de ciudadanos  sin techo. Encima de quedarse en la calle, -en buena parte, primero por favorecer la burbuja inmobiliaria, y en segundo lugar por su política de recortes, consecuencia de aquella- ahora se les califica de esta guisa. Están en la calle por una ley muy injusta y con una cartilla del paro. Están pasándolo muy mal y la protesta es el único medio que les queda para apostar por su sobrevivencia. Piden que se haga algo por ellos. Se defienden de la humillación y del desprecio  al que otros les han conducido, pero ahora, con una visión retorcida, resulta que son nazis y terroristas.

Queda claro: a los gobernantes no se les puede toser ni se puede ir con algaradas, ni frente al Parlamento ni en la calle y mucho menos en su casa. Ellos son los dioses intocables que el pueblo eligió en un alarde de esperanza. Son los que ciegos de sectarismo, no reconocen ni su soledad ni sus errores y crean un Olimpo de barreras, guardias y leyes para defenderse a sí mismos y al entorno poderoso que les rodea. Si alguien rompió un plato fue el otro. Si hay miles de personas que protestan en la calle en decenas de lugares de  España, son ellos los que se equivocan. Si las redes sociales son un hervidero de quejas y protestas, no hay que hacerles ni caso, el error es  de ellos por confiar en el futuro  y vivir por encima de sus posibilidades. El fallo es nuestro por no callarnos  y no rumiar este prado intragable como ovejas obedientes.

 Como dice Jose Luis Cuerda en su último libro, Si amaestras una cabra llevas mucho adelantado, refiriéndose a nuestros gobernantes, parece que quieren cobrar a la ciudadanía el alto honor de haberlos elegido, y eso  nos va a costar un pico (y una pala).

            Hay políticos que piensan que nuestro voto es un cheque en blanco para que ellos hagan lo que les venga en gana y eso no es democracia, sino pura dictadura. Y acallar e ignorar todas las protestas y volver a la censura, también. Por lo visto, creen que, hagan lo que hagan, siguen contando con nuestro voto, que a santa Rita lo que se da no se quita. Pero no saben que el voto hay que ganárselo cada día, defendiendo a los ciudadanos, a pie de calle. No vale ser un títere de Bruselas. No sirve hacer manualidades y recortar lo que nos diga la señora Merkel. Y, por supuesto está demás crear una burbuja inmobiliaria que nos lleve a la ruina.

Señores del Gobierno, no nos mientan diciendo que España se está recuperando cuando el paro ha subido hasta los 6,2 millones de parados. No se dobleguen ante los bancos ni exijan más y más sacrificios a los ciudadanos.  Cambien las reglas del juego europeo. No nos cuenten que van a luchar contra la corrupción, cuando la amparan. No nos hablen de justicia cuando protegen el fraude fiscal de las grandes fortunas. Den un paso firme hacia la dignidad. Estamos hartos de sus mentiras, de su desvergüenza, que obliga a pagar siempre a los más débiles. Todo eso no sé si es nazismo, pero, desde luego, es inmoral. Y un estado sin autoridad moral, sencillamente, sobra.  

A día de hoy, la legislación española no permite al juez encargado de un proceso de ejecución hipotecaria paralizarlo si considera que el contrato contiene cláusulas abusivas ya que le impide entrar a valorar este tipo de cuestiones. Así, una vez iniciado el procedimiento, el juez no puede ordenar la suspensión de la ejecución o subasta forzosa del inmueble y, por tanto, impedir que el deudor pierda la vivienda.
         Como Cuerda, yo también me pregunto quién juzgará  los crímenes contra la humanidad de la economía financiera. Probablemente no habrá  juicio y todos se irán de rositas. Los banqueros sin escrúpulos, los políticos corruptos y adorapesebres que les protegen, los empresarios tramposos y toda esa caterva de neoliberales de cuello blanco. De momento, como dice con sorna  nuestro paisano, ha habido suerte, nos van a joder en condiciones muy favorables.

Ética e ignominia




Uno tiene la idea de que se han los muchos progresos por la igualdad de la mujer. Hoy las mujeres están en todos los ámbitos de nuestra sociedad y aunque todavía queda mucho camino por recorrer, no cabe la menor duda de las grandes mejorías en sus derechos fundamentales. Sin embargo, de cuando en cuando, en nuestro país hay actitudes cavernícolas y netamente machistas que parecen  retrotraernos al más oscuro pasado. Y en este sentido es de lo más bochornoso el espectáculo que nos ha brindado el PSOE en Ponferrada, quien antepuso aliarse con un acosador para llegar al poder, antes que hacer del caso una cuestión de honor y rechazar de plano los votos de un señor que, por su negro pasado, no merece ocupar ningún cargo público. El ansia de poder, de la que ya habíamos visto tristes y numerosos ejemplos en España, nos sacude de nuevo ahora con el más repulsivo de los espectáculos: llegar a una alcaldía gracias a un acosador que fue juzgado y condenado y que, sin embargo, consiguió 6000 votos entre sus ciudadanos, y se pasea por las calles de Ponferrada como si tal cosa, mientras Nevenka, su víctima, se tuvo que ir a vivir a Inglaterra para no soportar la presión mediática, tanto de personas afines a su grupo político (PP), como de vecinos. 

         Triste aniversario del día de la mujer trabajadora en Ponferrada cuando, ese mismo día, la dignidad de la mujer se pisoteó  de esta forma, para alzar al poder a quienes apoyan a un hombre sin escrúpulos. Al parecer nada han dicho las asociaciones de la  mujer del municipio. Nulas las muestras de apoyo a la ex -concejal del PP que tuvo que abandonar su pueblo. 

Atrincherados en sectarismos políticos,  con el único afán de gobernar a toda costa, ni los de un bando ni los del otro han alzado la voz  para defender la dignidad de la mujer y no permitir que el acosador pueda presentarse de nuevo a unas elecciones. 

         Nada de eso parece importar. El acosador se volvió a presentar a las elecciones , sacó 6000 votos y, ahora, a través de una persona de su confianza y  gracias al PSOE, gobernará en el municipio.
         Hay algo enfermo en esta sociedad nuestra. Cuando se trata de aniversarios los políticos son los primeros en lanzar bonitos discursos. Las mujeres son lo mejor. Hay que seguir luchando por la igualdad. No a los malos tratos, no al acoso... Las consignas y las arengas floridas, el baile y la fiesta no faltan en el día de la mujer, pero cuando se trata de defender la dignidad de una mujer concreta, cuando se opta por elegir entre la ética y el partido, se elige al partido. Cuando hay que decidirse entre ostentar un poder que mancha las manos y la moral, a la vista está, se escoge el poder.   
       
  Aquella mujer humillada que se tuvo que ir del pueblo no importa. Aquello ya pasó. Hay que olvidar y perdonar. Pasar página. Eso parecen decir los votantes del acosador. Pero,         ¿todos los acosadores  pueden rehabilitarse?.¿Todos los protagonistas de corrupciones y abusos se vuelven honrados?. Ante la duda, mejor será no quedarse de brazos cruzados como hasta ahora y establecer leyes que impidan que todos esos señores puedan ejercer cargos públicos. No es difícil hacerlo, sin embargo, nadie lo hace. La nausebunda política, que tanto tiene de lo que avergonzarse, que no se sonroja y  sigue mareando la perdiz sin dar un paso. Y así estamos  con la ética del discurso y la ignominia de los hechos.