Uno tiene la idea de que se han
los muchos progresos por la igualdad de la mujer. Hoy las mujeres están en
todos los ámbitos de nuestra sociedad y aunque todavía queda mucho camino por
recorrer, no cabe la menor duda de las grandes mejorías en sus derechos
fundamentales. Sin embargo, de cuando en cuando, en nuestro país hay actitudes
cavernícolas y netamente machistas que parecen
retrotraernos al más oscuro pasado. Y en este sentido es de lo más bochornoso
el espectáculo que nos ha brindado el PSOE en Ponferrada, quien antepuso
aliarse con un acosador para llegar al poder, antes que hacer del caso una
cuestión de honor y rechazar de plano los votos de un señor que, por su negro
pasado, no merece ocupar ningún cargo público. El ansia de poder, de la que ya
habíamos visto tristes y numerosos ejemplos en España, nos sacude de nuevo
ahora con el más repulsivo de los espectáculos: llegar a una alcaldía gracias a
un acosador que fue juzgado y condenado y que, sin embargo, consiguió 6000
votos entre sus ciudadanos, y se pasea por las calles de Ponferrada como si tal
cosa, mientras Nevenka, su víctima, se tuvo que ir a vivir a Inglaterra para no
soportar la presión mediática, tanto de personas afines a su grupo político
(PP), como de vecinos.
Triste
aniversario del día de la mujer trabajadora en Ponferrada cuando, ese mismo
día, la dignidad de la mujer se pisoteó
de esta forma, para alzar al poder a quienes apoyan a un hombre sin
escrúpulos. Al parecer nada han dicho las asociaciones de la mujer del municipio. Nulas las muestras de
apoyo a la ex -concejal del PP que tuvo que abandonar su pueblo.
Atrincherados en sectarismos
políticos, con el único afán de
gobernar a toda costa, ni los de un bando ni los del otro han alzado la
voz para defender la dignidad de la
mujer y no permitir que el acosador pueda presentarse de nuevo a unas
elecciones.
Nada de eso
parece importar. El acosador se volvió a presentar a las elecciones , sacó 6000
votos y, ahora, a través de una persona de su confianza y gracias al PSOE, gobernará en el municipio.
Hay algo
enfermo en esta sociedad nuestra. Cuando se trata de aniversarios los políticos
son los primeros en lanzar bonitos discursos. Las mujeres son lo mejor. Hay que
seguir luchando por la igualdad. No a los malos tratos, no al acoso... Las
consignas y las arengas floridas, el baile y la fiesta no faltan en el día de
la mujer, pero cuando se trata de defender la dignidad de una mujer concreta,
cuando se opta por elegir entre la ética y el partido, se elige al partido.
Cuando hay que decidirse entre ostentar un poder que mancha las manos y la
moral, a la vista está, se escoge el poder.
Aquella mujer
humillada que se tuvo que ir del pueblo no importa. Aquello ya pasó. Hay que
olvidar y perdonar. Pasar página. Eso parecen decir los votantes del acosador.
Pero, ¿todos los acosadores pueden rehabilitarse?.¿Todos los
protagonistas de corrupciones y abusos se vuelven honrados?. Ante la duda,
mejor será no quedarse de brazos cruzados como hasta ahora y establecer leyes
que impidan que todos esos señores puedan ejercer cargos públicos. No es
difícil hacerlo, sin embargo, nadie lo hace. La nausebunda política, que tanto
tiene de lo que avergonzarse, que no se sonroja y sigue mareando la perdiz sin dar un paso. Y así estamos con la ética del discurso y la ignominia de
los hechos.
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