domingo, 8 de noviembre de 2015

Lo más importante




Para desayunar un buen tazón de desafío soberanista catalán, para comer doble ración de lo mismo y para cenar se repite la historia. Parece que no hay otra noticia tan importante  ni en Cataluña ni el resto de España. Ningún otro asunto acapara tanto espacio en los medios. Ninguno se ha hecho tan pesado, tan cansino y molesto.  Mas, la Cup, Junts pel Si, los del No, Esquerra, Rajoy, Carme Forcadell, esteladas, banderas españolas, Romeva, la Constitución, el ministro de turno, representantes de los distintos partidos, juristas expertos,  el artículo 155 de la Constitución, “opinadores” de toda laya, debates, ruedas de prensa, declaraciones… Después de remover está ensalada tantos meses, día sí y día también, esta se ha hecho puré y uno ya está mareado y harto de ella.
El asunto tiene su importancia, desde luego. No he de negarlo. Pero, ¿realmente la sociedad española necesita pagar  a los políticos para que todos los días estén dedicados en cuerpo y alma  al mismo tira y afloja? Si todo ese maravilloso tiempo que emplean con  este debate enquistado, lo dedicaran a preocuparse por los problemas realmente graves de la gente, seguramente nos iría muchísimo mejor.  Nada  se dice nada de cómo solucionar la pobreza energética de cuatro millones de españoles  que no tendrán dinero para calentarse este invierno. Casi no se habla de si va a entrar en vigor la ley LRSAL (Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local) el próximo 1 de enero, con la que se eliminarían  buena parte de los servicios sociales actuales. Según el presidente de la federación de Municipios y Provincias, Abel Caballero, de entrar en vigor cientos de niños se quedarán sin becas de comida, miles de personas tendrán que dormir en la calle porque no podrán estar en los albergues y  docenas de miles perderán el servicio de teleasistencia. ¿Por qué se planeó una ley tan lesiva para los 8122 ayuntamientos de toda España? Apenas se cuenta que somos el cuarto país de Europa con el recibo de la luz más caro (después de Dinamarca, Alemania e Irlanda) y nadie hace nada por pararle los pies a las eléctricas? Los costes regulados o peajes de la electricidad, que están en manos del Gobierno suponen el 56% de la factura. Aquí se incluyen los costes de distribución y transporte de esa energía hasta nuestros hogares y otros conceptos más complejos, como las subvenciones a las renovables, o el famoso déficit de tarifa.
Pero lo curioso de este enredo es que la energía se subasta  y las cinco eléctricas - fundamentalmente Iberdrola, Gas Natural y Endesa- son juez y parte de la subasta. Producen energía y a la vez la distribuyen y deciden a qué precio se la venden a sí mismas. Como consecuencia se puede aumentar el precio de la luz tanto como se quiera y nadie sabe bien qué factores afectan al alza o a la baja del recibo. Un pan como unas hostias para el consumidor quien, de paso, ha de ver que  existen barreras de entrada para nuevas empresas en este mercado, lo cual garantiza la supervivencia de este oligopolio.
La Comisión Nacional de la Competencia lleva años denunciando las prácticas oligopolísticas de este sector y considera que el precio de la energía se pacta, siempre al alza, en los despachos de las grandes eléctricas. Sin embargo, aduce que no puede enfrentarse a esta práctica ya que los enormes beneficios que se pueden generar pactando precios compensan cualquier posible sanción, por elevada que sea.
Por otro lado, a tenor del Real Decreto sobre autoconsumo y producción con autoconsumo eléctrico redactado por el Gobierno cualquier ciudadano que tenga algunas placas en su tejado o cualquier otro sistema de producción de energía renovable, tendrá que registrarse para pagar el “peaje de respaldo” y quien no lo haga podrá ser sancionado hasta con 60 millones de euros. El propósito es simple: arrancar de cuajo la más mínima posibilidad de autonomía energética de los consumidores para que no perjudique los intereses económicos de Iberdrola y del resto de compañías de UNESA. España, gracias a la ratificación del texto legal de nuestro Gobierno,  pasará a ser el primer país del mundo donde el sol no pueda usarse libremente y se crearán delincuentes solares. Como si el astro fuese propiedad exclusiva de las eléctricas y todos los españoles tuviéramos que pagarles a ellas por servirnos del sol que nos alumbra.  No faltará quien, por miedo, retire  las placas de su tejado y se ponga a  consumir la energía que procede de las centrales térmicas de gas, carbón o nucleares de estas grandes empresas. En pocas palabras, el Gobierno se vende a las eléctricas porque de su energía percibe sustanciosos impuestos que no está dispuesta a perder.
Hay miles de temas que los políticos y los medios de comunicación silencian o se quedan en el limbo de los embrollos de los que no conviene hablar y  nos afectan mucho a todos. Los ciudadanos lo que queremos es honradez, buena gestión y buenos servicios, no discusiones bizantinas y calentamientos de cabeza.
¿Por qué asistimos a la bochornosa exhibición de mi bandera si, la tuya no? ¿Por qué tanta división, tanto enfrentamiento? ¿para qué tantas y tantas palabras? En una España con tantas carencias y recortes sociales, me gustaría mucho más que el Gobierno de la nación redactase una ley que condenara e inhabilitara de por vida a quienes  derrochan el dinero público, a quienes venden y compran contratas, a quienes juegan con nuestros derechos e  impuestos.
            La campaña Junts pel si, aun haciendo economías, ha contado  con un presupuesto de 3,7 millones de euros (el 90% procedente  de subvención pública)  Mientras tanto,  según el diario Expansión, la deuda pública en Cataluña en el segundo trimestre de 2015 ha crecido en 1.753 millones de euros y se sitúa en 67.855 millones, por lo que, en esa fecha, fue  la Comunidad Autónoma con más deuda de España,  el 33,90% del PIB de Cataluña, 6031 millones de euros más que en el  mismo trimestre de 2014.
            Es inmoral que la gente se apunte al independentismo o a una España grande y libre cuando hay gente que pasa hambre y duerme al raso, cuando sigue habiendo más de cuatro millones de parados, cuando se ha precarizado el trabajo y la pobreza aumenta, cuando hay tantas plantas de hospital cerradas, cuando tanta corrupción ha habido en Convergencia, PP y PSOE.  Lo prioritario hoy es satisfacer las necesidades básicas de la población, actuar con ética y no robar, lo demás es secundario.
Hace ya varias décadas, cuando al nada honorable presidente de la Generalitat  de Cataluña, Jordi Pujol, lo acusaban de un turbio asunto en el caso Banca Catalana, este se envolvió en la bandera nacionalista y todo se silenció. Al grito de som una nació  y echándole la culpa al Gobierno central y  los no nacionalistas, todo se tapó y la gente cerró filas apoyándole. Ovación cerrada y vuelta al ruedo, así durante 24 años (1980-2003). Hace ya una década  Pascual Maragall le reprochó a Mas que tenía un problema que se llamaba el 3%  Hoy, este delfín de Pujol,  que fue consejero de Política Territorial y Obras Públicas bajo su mandato entre 1995 y 1997 y gestionó  2.129 millones de euros,  al parecer vivía en una nube y no se enteraba de la corrupción que le rodeaba. Hoy ese hombre, bajo una exaltación nacionalista todavía mayor que la de entonces, ha conseguido el 47% de los ciudadanos le apoye y hasta le jalee con entusiasmo en pro de la República de Cataluña.  No hay mejor ciego que el que no quiere ver, dice el refrán español. Y en estos momentos en donde tanto se trae y se lleva la independencia de Cataluña,  no se está viendo qué es lo más importante.


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